Medicina de combate. La 2ª Guerra Mundial.

Hoy se conmemora el 68º aniversario del «desembarco de Normandía», también llamado «el día D». Horas antes del desembarco y del lanzamiento de las unidades aerotransportadas por todo Normandía, se radiaba en la BBC a las 20:15h. del 5 de junio el siguiente verso de Paul Verlaine para poner en preaviso a la resistencia francesa:

«Los largos sollozos

de los violines en otoño

hieren mi corazón

con una languidez monotona»

Daba comienzo la Operación Overlord para liberar a Europa del yugo nazi.

Con todas las unidades desplegadas, aparte de batallones específicos médicos, se acompañaba por sanitarios que administraban los primeros auxilios en pleno combate, estabilizando a los soldados heridos y evacuandolos al hospital de campaña en retaguardia. Si bien Hollywood nos ha inculcado que se llamaba a gritos «sanitario» para que estos se personaran raudos, la fórmula más habitual era la de silbar.

En el reportaje de hoy vamos a comentar varios aspectos de la medicina de combate de la época.

Angoville-au-Plain.

En esta pequeña localidad de Normandía se dió una original historia de respeto entre los bandos, cuando dos sanitarios de la 101 Airborne establecieron un puesto de socorro en la iglesia local.

» Me encontraba en Angoville -au- Plain, con mi compañero Robin Wright, él y yo eramos los únicos entrenados en sanidad -después llegarían unos cuantos más- la batalla había sido muy dura. Ví tanta sangre y dolor que sentía náuseas, fué muy difícil al principio, después me fuí adaptando en lo posible. Mi entrenamiento previo había sido tedioso y aburrido, sin embargo aquí cobró toda la importancia. Ese día, después de retirarse ambos bandos momentáneamente, se establecio un puesto de socorro en la iglesia local, más de 70 heridos con las marcas en sus cuerpos de lo que las distintas armas de guerra podían hacer ahí se alojaban. Lo más sorprendente por momentos fué ver la presencia de más de una decena de heridos alemanes de la Wehrmacht al parecer. Todos los heridos se habían traído por los nuestros al santuario en carritos de madera para granja y varios alemanes que pidieron ayuda fueron auxiliados. Esto me llenó cada segundo de ansiedad, la iglesia estaba llena de armas y algunos heridos aún las conservaban, podía suceder una desgracia. No fué así. Horas más tarde comenzó de nuevo un enfrentamiento que duró mucho, más heridos de ambos bandos llegaron y la noticia de el oficial a nuestro cargo de que no podía más sostenerse en Angoville trajó más inquietud y temores. Yo tenía mucho que hacer junto a otros miembros de sanidad, ayudando con mis conocimientos médicos y entrenamiento, aunque no pocas veces ya nada se podía hacer. Colocamos señalamientos de tela blancos donde pudimos en el exterior y cuando llegaron los alemanes al ver a los suyos- y enterarse por boca de ellos de la forma en que los habíamos atendido- nos dijeron que todo podía seguir igual y no nos fastidiarían. Luego se retiraron. Esa noche hubo gran fuego cruzado que provocó la muerte de muchos de los nuestros en Angoville , para colmo, en la mañana un M18 Hellcat ametralló todos los ventanales de la iglesia, hasta que con gritos y señas les hicimos notar nuestra presencia.

Kenneth Moore/US Army
Cuerpo de Sanidad «

La iglesia aún conserva los bancos con las manchas de sangre derramada aquel día por los heridos y sus vidrieras de colores son un homenaje a los hechos de aquel día.

Morfina.

La morfina, como calmante, fue ampliamente usada en la guerra. La Morfina es procesada de la planta de Opio, que crece principalmente en Turquía e India. Ya en el año 100 D.C., el opio era inhalado,tragado o tomado como brebaje. En el siglo 16, cuando la moda de fumar opio fue introducida en China, resultó en un grave problema de adicción. Después de la invención de la jeringa Hipodérmica durante la Guerra Civil Norteamericana (1861-1865), las inyecciones de morfina probaron ser indispensables para los pacientes bajo cirugía. Inyectar morfina en la sangre probó entonces ser más adictiva que fumar o comer opio.

Durante la S.G.M., Squibb, una compañía farmacéutica desarrolló una forma para que los médicos en el frente administraran una cantidad controlada de morfina a los soldados heridos. Lo que Squibb introdujo fue llamado Syrette de Morfina, que era como un tubo de pasta dental en miniatura, que contenía la morfina. En vez de una salida abierta, como la pasta dental, tenía una salida ciega, que estaba sellada. Por esta razón, junto con el Syrette venía un objeto que servía para pinchar el sello. El médico en cuestión, entonces, rompía el sello y administraba al soldado herido con la morfina.

En la S.G.M., a los médicos se les permitía administrar morfina para aliviar el dolor, sin embargo, la inyección también podía ser suministrada a el Batallón, o a las estaciones de suministro. Si la droga se aplicaba, el syrette se ponía en el collar del soldado, para prevenir sobredosis a los pacientes inconscientnes. Usualmente la inyección de ½ grano del tubo , combinada con el cansancio físico, era suficiente para noquear al paciente, para frecuentemente despertarse en un hospital.

Penicilina.

En 1941, John Davenport y Gordon Cragwall, en representación de la empresa farmacéutica Pfizer, asistieron a un simposio. En el simposio los investigadores de la Universidad de Columbia presentaron pruebas claras de que la penicilina podia tratar eficazmente las infecciones. Inspirado por las posibilidades, los dos hombres ofrecieron la asisencia de la Pfizer. Ese mismo año, Pfizer fue una de las empresas que respondieron a un llamamiento del Gobierno para unirse a un juego de altas propociones para ver qué empresa desarrollaria una manera de producir globalmente en masa la primera «medicina maravilla». A partir de los experimentos de fermentación realizados con el equipo de la Universidad de Columbia, Pfizer tuvo muchos riesgos en los siguientes tres años al dedicar sus energías a la producción de penicilina. La sustancia era muy inestable, y los rendimientos iniciales fueron desmoralizadoramente bajos. Sin embargo, Pfizer estaba decidida a triunfar en el intento de producir en masa este nuevo medicamento para salvar vidas. En el otoño de 1942, el cientifico de Pfizer, Jasper Kane, sugirió un enfoque totalmente diferente, proponiendo que la empresa intentara producir penicilina utilizando el mismo metodo de tanque de fermentación profunda perfeccionado con ácido cítrico. Esto fue tremendamente arriesgado, ya que requeriría reducir la producción de otros productos bien establecidos, si bien se centró en el desarrollo de la penicilina. También podría colocar a las instalaciones de fermentación existentes en peligro de contaminación por medio de las esporas de Penicillium. En una pequeña habitación en la planta de Brooklyn, el equipo directivo superior de Pfizer se reunio para ponderar las opciones y dio el salto. . El equipo voto por invertir millones de dólares, poniendo sus propios bienes en juego en acciones de Pfizer , para comprar el equipo y las instalaciones necesarias para la profundidad del tanque de fermentación. Pfizer adquirió una vacante planta de hielo cercana, y los empleados trabajaron todo el día para convertir y perfeccionar el complejo proceso de producción. La planta fue puesta en marcha en cuatro meses, y pronto la producción de Pfizer fue cinco veces más penicilina que se había previsto originalmente.

Reconociendo el potencial del proceso de Pfizer para la producción de penicilina y desesperado por cantidades masivas de ayuda en el esfuerzo de la guerra, el gobierno de los EE.UU. autorizó a 19 empresas para producir los antibióticos usando las tecnicas de fermentación en tanques profundos de Pfizer, que Pfizer había acordado compartir con sus competidores. Muchas de estas empresas no se acercaron a los niveles de producción de y calidad de Pfizer. En última instancia, Pfizer produjo el 90 por ciento de la penicilina que fue a tierra con las fuerzas aliadas en Normandía el día «D» en 1944 y más de la mitad de toda los penicilina utilizada por los aliados para el resto de la guerra, ayudando a salvar innumerables vidas.

Equipo básico del médico de combate.

Ácido acetilsalicílico, 1000 tabletas (16-c/u.), Compuesto catártico, 1000 tabletas (36-c/u.), Esparadrapo, adhesivo quirúrgico (2 carretes), 1 Lápiz, 1 caja de imperdibles grandes, 1 caja de imperdibles medianos, 1 termómetro clínico, Ungüento de ácido bórico para quemaduras (1-juego),

Vendas para los ojos (1-juego), Isótopos con iodo (1-caja), Tartrato de morfina, ½-gr. Solución, con aguja esterilizada (5-tubos) (2-cajas), Sulfadiazina, 8 tabletas (3-paquetes),

Vendaje, gasa adhesiva blanca (1-paquete), 1 torniquete, Kit de Componentes de inserción Tipo II, Etiquetas de identificación médica (libreta de 20),

Compresas de algodón absorbente (4-paquetes), Gasas esterilizadas (4-paquetes), Vendajes de gasa blanca para compresas (8-paquetes), Compresas triangulares blancas.

El método Trueta.

Durante la I Guerra Mundial cerca del 20% de las muertes producidas entre los soldados fueron debidas a las heridas gangrenadas. Aparte se cuentas las amputaciones que se debían efectuar, lo que suponía millones de mutilados que sufrían graves problemas de integración laboral y de subsistencia como civiles. Ante este elevado numero de bajas, la medicina y en particular los médicos militares, tuvo que idear nuevos métodos para tratar de evitar las temidas gangrenas, teniendo en cuenta que a los antibióticos no le habían llegado aun su hora.

En los años veinte el Doctor Josep Trueta comenzó a trabajar en el tema a partir de estudios norteamericanos, y años después en 1934, presento en público su método que fue recibido con escepticismo. Este se basaba en cuatro puntos:

1º Limpieza cuidadosa de la herida con cepillo estéril y agua jabonosa.
2º Corte de los bordes de la carne y piel afectados de la herida, extrayendo cualquier elemento extraño que pudiera haber, dejando la herida limpia y con circulación sanguínea.
3º Dejar la herida abierta para que drene
4º Inmovilización con un vendaje cerrado de escayola que permita reducir la fractura ósea en caso de que exista.

La Guerra Civil le proporciono numerosos pacientes a los que aplicar su teoría. A su hospital en Barcelona llegaron heridos a los que aplico su método. Los resultados fueron espectaculares, y en 1938 ya había reunido 605 historias clínicas de pacientes tratados con su método, a los cuales, ninguno se le declaro la gangrena, y por lo tanto no había hecho falta la amputación de ningún miembro. Antes de partir al exilio ya eran 1.073 las historias, y las complicaciones solamente llegaban al 0,75% de sus pacientes. Tras su éxito las autoridades republicanas dieron instrucciones a todos los cirujanos militares para que aplicaran la técnica de Trueta.

El único problema que se presentaba, era que al abrir el yeso, o sin necesidad de abrirlo, surgía un olor nauseabundo a causa del pus y las secreciones naturales de la herida, por lo que muchos médicos que desconocían la técnica lo atribuían a la gangrena, procediendo a amputar. Sin embargo y a pesar del olor, tras la limpieza de la herida esta aparecía con un buen aspecto de cicatrización.

En 1939 con Trueta ya en el exilio, llego a Londres, dictando conferencias sobre su método. La leyenda de que había una técnica nueva que evitaba las amputaciones lo precedía, pues no en balde algunos corresponsales de guerra habían dado fe de ella. No obstante siempre aparecía el dichoso olor en las heridas, y preguntado por ello contesto que el una vez relleno una herida con levadura de cerveza y que había dado resultado, pues al fermentar absorbía los líquidos segregados; aunque también apostillo que como le sucede al queso, no todo lo que huele mal es malo.

Después de dar también algunas conferencias a los mandos del ejercito, a los que explico las experiencias de evacuación de heridos tras los bombardeos, y en general sobre las experiencias sacadas de la Guerra Civil, fue nombrado asesor del Ministro de Salud Publica, al tiempo que fue contratado por la Universidad de Oxford, publicando en ingles su obra “Tratamiento de las fracturas y heridas de guerra”, la cual tuvo una gran acogida.

Al desencadenarse la II Guerra Mundial las heridas de guerra entre las tropas británicas comenzaron a ser tratadas con este método, por lo que las gangrenas casi desaparecieron por completo. En la guerra en el Norte de África pasaron a referirse a este método como el “milagroso yeso de Tobruk”, pues la sequedad del desierto hacia especialmente útil el empleo del yeso para cubrir la herida.

Cuando EEUU entro en guerra, adaptaron a su sanidad militar la experiencia británica y la mayor parte de los ejércitos contendientes acabaron utilizando la misma practica a lo largo del conflicto. El resultado fue espectacular, con apenas mejoras médicas en el tratamiento de las heridas desde la I Guerra Mundial, a excepción del primer y único antibiótico que supusieron las sulfamidas, las amputaciones de miembros debido a gangrenas se redujeron en un 90%.

Ambulancia Dodge wc 54.

La compañía Dodge colaboró en la producción de material militar de muchas maneras: componentes de aviación, instrumentos de precisión para navegación aérea, cañones, etc. Sin embargo, tal y como correspondía a una marca de automóviles, su esfuerzo principal de guerra fue encaminado hacia la construcción de vehículos de todo tipo, siendo el más conocido de ellos el WC de 3/4 toneladas.

Los orígenes de la serie WC se remontan a finales de los años 30, pero no es hasta 1942 cuando comienza la producción del Dodge 4×4 3/4 Ton., designado T214 y seguido por el T215. El mismo chasis sirvió de base para diseñarse numerosas versiones según diversos cometidos. La producción total superó los 255.000 ejemplares entre todas sus variantes.

Una de las más conocidas es la configuración sanitaria WC54; una ambulancia de campaña destinada al Medical Corps con capacidad para transportar cuatro hombres heridos y tendidos en camillas o seis heridos sentados. La caja del vehículo fue diseñada por la compañía Wayne y era de construcción totalmente metálica, siendo acoplada a los chasis Dodge de 3/4 Ton. en las factorías que dicha empresa tenía establecidas en Richmond e Indiana. La ambulancia WC54 tenía una longitud de 4,94 metros, una altura de 2,30 y una anchura de 1,97 metros; con un peso en vacío de 2.690 kilogramos. Su motor era un Dodge T214 de 3,8 litros y 92 CV alimentado por gasolina, otorgando al vehículo una velocidad máxima de 85 km/h y una autonomía de 380 km.

Cruz Roja, curiosidades sobre el símbolo y sobre el Organismo.

Desde que se fundara en 1863 este organismo internacional con objetivos humanitarios, su bandera pasó a ser adoptada como símbolo dentro de los distintos ejercitos para identificar los cuerpos sanitarios y heridos, con el objetivo de que no se actuara sobre ellos.

Los sanitarios (tal y como se ven en las fotografías) se pintaban un circulo blanco con la cruz roja enmedio. No obstante, cierto General ordenó cambiar el círculo blanco por un cuadrado porque el primero «le recordaba una diana en un campo de tiro».

No obstante, durante los años previos a la contienda y durante la misma, la organización en la que se basa la iconografía de los cuerpos médicos, la Cruz Roja Internacional y, en mayor medida, la Cruz Roja Alemana… jugaron un papel claramente marcado hacia la tendencia nazi. En los años previos al inicio de la guerra, la CR Alemana conocedora de las deportaciones, ultrajes, fusilamientos y de la existencia de los campos de concentración; no actuó, dando por callada la respuesta. Incluso colaboraron en complicidad con las autoridades nazis en el campo de concentración de Theresiendstadt; un campo levantado como herramienta propagadista para dar una imagen irreal ante los distintos organismos internacionales y estados, muy distinta de la real.

Además, informes de la OSS (Oficina del Servicio Estratégico de los EEUU -servicios secretos-) daban cuenta de numerosos delegados de la Cruz Roja Internacional que en realidad eran agentes infiltrados nazis.

Fuentes:

Enciclopedia de la 2ªGM de El Mundo.

forosegundaguerra.com

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